jueves, 29 de noviembre de 2012

Jorge Ibargüengoitia



JORGE IBARGÜENGOITIA


“Nos despedimos casi de beso, pero cuando los vi de espalda, les menté la madre.” La ley de Herodes


Biografía
Nació en Guanajuato el 22 de enero de 1928. Fue un escritor y periodista mexicano, considerado uno de los más agudos e irónicos de la literatura hispanoamericana y un crítico mordaz de la realidad social y política de su país. Ibargüengoitia fue criado entre mujeres. Entró a la Facultad de Ingeniería de la UNAM, pero la dejó faltándole dos años para terminar la carrera. Posteriormente ingresó en la en la Facultad de Filosofía y Letras. Fue becario del Centro Mexicano de Escritores y de las fundaciones Rockefeller, Fairfield y Guggenheim. Decidió irse a vivir a París junto con su esposa, la pintora inglesa Joy Laville,  quien fue la encargada de ilustrar las portadas de todos los libros que publicó en la editorial Joaquín Mortiz. En esa época trabajó intensamente en la que sería su séptima novela, situada según se sabe en la época de Maximiliano I y Carlota de México. Fue por este proyecto que se mostró reacio a acudir a un encuentro de escritores en Bogotá. Decidió ir a último momento y abordó el Vuelo 11 de Avianca, en un Boeing 747 que se estrelló cerca del Aeropuerto de Madrid-Barajas, el 27 de noviembre de 1983. Llevaba consigo el borrador de una novela en preparación, el cual se consumió con él. Otros artistas murieron con él en ese accidente. 


Obra  general y características

La obra de Ibargüengoitia es extensa, abarca desde novelas, cuentos y  piezas teatrales hasta artículos periodísticos y relatos infantiles. Ganó el Premio Casa de las Américas con la novela, Los relámpagos de agosto (1965), donde hace una demoledora sátira de la Revolución mexicana. Después escribiría Maten al león (1969), Estas ruinas que ves (1974), Dos crímenes (1974), Las muertas (1977) y Los pasos de López (1982), en las que echó mano del costumbrismo para convertirlo en la base de historias irónicas y sarcásticas. La ley de Herodes (1976) es su antología de cuentos más famosa, contiene relatos basados en hechos autobiográficos. De sus piezas teatrales destacan Susana y los jóvenes (1954), Clotilde en su casa (1955) y El atentado (1963). Su literatura se caracteriza por su  alto sentido crítico, no se salvan ni sociedad ni instituciones. El humor de sus obras consiste en un sarcasmo fino y salvaje. Al sexo lo ironiza y ridiculiza, lo mismo que a los personajes. Denuncia la corrupción en todos los estratos  a través de una ágil prosa  que disecciona y pone en evidencia a sus personajes (del poder político y económico). De esta forma lograba  hacer trizas el mito de las instituciones y del desarrollo estabilizador. En sus obras se puede leer entre líneas esa extraña relación que mantiene el autor con México, una pasión que oscila entre el amor y el odio.


Las muertas
Su novela está inspirada en hechos reales: el sonado caso de Las poquianchis: Delfina (y su hijo Eto), María de Jesús y María luisa González Valenzuela (en la novela se apellidan Baladro), quienes se dedicaban al secuestro y regenteo de jovencitas para la prostitución. Se trata de una crónica novelada, de una historia descarnada y recreada a partir de una investigación periodística.  Aunque es una historia que se presta para recrearla en un ambiente macabro y hostil, Ibargüengoitia logra  construirla de tal manera que nunca se cae en el reino del terror sino en el de la sonrisa plena o la carcajada abierta. Los personajes tienen características de las corrientes de la picaresca y de la comedia de errores, dibujados siempre con gran sutileza y dominio de un lenguaje cada vez más preciso, más directo, más elaborado en su aparente simplicidad. De un hecho real,  Ibargüengoitia  creó un libro que deja a un lado todo sensacionalismo para llegar al escueto e hilarante desarrollo de los hechos.


Comentario 
 Aunque a Ibargüengoitia le molestaba que lo tacharan de escritor humorista, es innegable que en sus obras se encuentra plasmada la visión ingeniosa del mexicano, que tiende a reírse en la desgracia y aparenta que cualquier hecho le hace lo que el viento a Juárez. A diferencia de Revueltas, que hace una crítica despiadada del sistema en sus obras, Ibargüengoitia opta por un camino más “amistoso”. Si fueran instrumentos, la obra de Revueltas sería un mazo, contundente, y la Ibargüengoitia una aguja, que aparentemente no causa ningún daño serio, a menos que sepas donde clavarla, así Ibargüengoitia no hace ataques masivos, pero sí muy certeros.

Extra 
Si el lector gusta comprobar por sí mismo que el humor es algo innato en Jorge Ibagüengoitia, lo invitamos a que lea la novela Las muertas aquí. También le dejaremos la película La ley de Herodes de 1999, dirigida por Luis Estrada, basada en la novela homónima de nuestro autor.




 

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