jueves, 29 de noviembre de 2012

Salvador Novo



SALVADOR NOVO
Reseña

“ El arte-creación sólo decae cuando decae el espíritu. “


El hombre de la sátira mexicana

Salvador Novo,
Las locas, el sexo y los burdeles
Editorial Diana, México, 1979

El 30 de Julio de 1904, el nacimiento de Salvador Novo quedó archivado en el Registro Civil de la Ciudad de México junto al de otras muchas personas.  Si el país hubiera sabido en ese entonces que, años más tarde, Novo se dedicaría a diseccionar con su aguda pluma cada aspecto de la sociedad mexicana y formaría parte de los Contemporáneos, quizás le habrían dado un lugar especial desde sus primero días de vida y no hasta su muerte en Enero de 1974.
 Testigo de los cambios radicales en la vida cotidiana que ocasionó la Revolución,  Novo tuvo una infancia llena de problemas, tanto de salud como familiares. Fue en esta época en la que nació su interés por el teatro, la poesía y la literatura. En su adolescencia conocería a Xavier Villaurrutia y comenzaría  una relación íntima  que propiciaría la creación artística en ambos escritores.  Durante su juventud Novo acepta su propio yo y  comienza a escribir poemas homoeróticos, además de su autobiografía y otros poemas.  Desde sus dieciséis años, Novo comenzó una vida libertina, por así decirlo, y esto  le dio otra perspectiva  sobre  las cosas.
Como poeta, Salvador Novo se enfocó en rescatar sus impresiones desde la infancia, tanto de la familia como de su persona, en especial los cambios que sufrió.  Sin embargo tiene otra veta, ya  en su adultez, en la que fusiona la sátira con la poesía y crea sonetos burlones que hablan de personas que conoció (quienes temían a cada instante que la pluma de Novo los señalara, como se temía al dedo pulgar del Emperador romano), con esa habilidad suya para el doble sentido y la ironía.  Pero en lo que más destacó fue en la prosa.
La observación fue una de las principales aptitudes de Salvador Novo. No sólo fue crítico consigo mismo, con su familia y conocidos, sino que su capacidad de reflexión se extendió por todas las áreas del país, ya fueran sociales, políticas o históricas.  Es por ello que sus ensayos han sobresalido de su producción literaria.  Nadie como Salvador Novo para  mostrarnos las fallas y hechos incómodos de nuestra nación,  con un toque irónico que se acopla a la perfección con la forma de ser del mexicano, quien se ríe de la tragedia propia como ajena.  No se podía esperar menos de todo un personaje que tenía una relación de amor-odio con la sociedad mexicana, pues ni la comunidad terminaba por aceptarlo en su totalidad, ni él a la comunidad, pero no por ello dejaban de tenerse afecto,  afecto que se origina en las raíces compartidas.
Sin embargo no todo es sarcasmo ni sátira con Novo; así como hay ensayos que son una clara burla para un sector (o personaje) determinado de la sociedad, también los hay que reconocen esos elementos inherentes de la mexicanidad y lo hacen con humor, pero sin ser mordaces. Por ejemplo, en Las locas, el sexo y los burdeles,  el ensayo “El maíz, nuestra carne”  es todo un viaje a través de la gastronomía de México. Novo nos hace retroceder en el tiempo y habla sobre el origen mítico del maíz, mostrando un buen dominio de la cultura prehispánica y de su lenguaje,  así como las costumbres del país; después combina esta narración con lo que podría considerarse un estudio científico  perfectamente organizado del maíz, todo esto echando mano del humorismo  inherente al escritor mexicano.  La forma en que describe cada platillo tiene tan buen uso de los adjetivos que es difícil que el lector termine de leer el ensayo sin tener hambre.
  Otro ensayo destacable es “Algunos aspectos de sexo sobre los nahuas”.  Al igual que el anterior, este escrito es ejemplo del gran conocimiento de Salvador Novo sobre el pasado nacional. Además nos muestra esa tendencia del escritor de tocar temas que son incómodos para la sociedad  conservadora, como es la sexualidad en este caso.  Generalmente el mexicano, cuando piensa en las civilizaciones prehispánicas, destaca las hazañas culturales y bélicas de los  aztecas, olmecas, mayas, etc. No obstante nunca piensa en su intimidad, porque eso sería prácticamente deshonrar el pasado de México.  Pero Salvador Novo se atreve a hacerlo.  Y no sólo se enfoca en el deseo del hombre hacia la mujer, sino que también habla de la influencia masculina en la mujer: “…las señoras nahuas sucumbían por su parte a la convocación de los atractivos masculinos al descubrir su magnitud por ausencia eventual del maxtli o taparrabo.” Y Novo no se detiene ahí, sino que también habla del deseo sexual en las abuelas, las abuelas que por ser doblemente madres son sagradas para el mexicano.  No hay duda de que a Salvador Novo le gustaba provocar a sus paisanos.
“Las locas y la inquisición” es otro de los ensayos en Las locas, el sexo y los burdeles.  Uno de los temas más evadidos por el mexicano: la homosexualidad.  Para las personas religiosas que aseguraban que esa “perversión” se originó actualmente y que “antes no se veía eso”,  Salvador Novo tiene una sola frase que decir: “Hubo siempre locas en México”.  Sin rodeos, claro y contundente. Novo se apoya en los cronistas novohispanos para refutar las posibles oposiciones de los mojigatos. Muestra los exagerados castigos que recibían los “sométicos” por “ejercitarse en el pecado” y de esta forma propicia la reflexión: ¿Acaso la sociedad mexicana actual también está estigmatizando (con métodos menos extremos) la homosexualidad como lo hizo la Inquisición  hace ya 300 años?
La sociedad mexicana no siempre está dispuesta a que le saquen “los trapitos sucios”  y por eso no da la bienvenida a los que descubren sus fallas y, aún peor, se burlan de ello, pero con  Salvador Novo fue diferente, porque a pesar de sus escritos satirizando varios aspectos de la vida cotidiana, Novo nunca niega su identidad mexicana. 
Los ensayos de Salvador Novo son como plumas con puntas de acero muy finas, imperceptibles a simple vista. Dan cosquillas, dan risa, pero al poco rato uno se da cuenta de que hay algo que lo incomoda, algo que se incrusta y no te deja en paz hasta saber qué es lo que te molesta.  Te hacen pensar  y reflexionar. Pero en palabra de Salvador Novo: “Si algo se os ha ocurrido leyéndome, yo no me lo propuse. […] Rasimi no os quiso dejar traslucir esa cosa tan poco agradable. Quiso, tan solo, mostraros que sabe hacer pasar […] un rato agradable.”

Extra
Aquí pueden acceder a una selección de poemas de Salvador Novo y además pueden consultar un análisis de su obra en el Libro de los sarcasmos.  


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